Características y cultivo del Kiri japonés (Paulownia tomentosa)

Paulownia tomentosa

El Kiri japonés es un árbol de la familia Paulowniaceae y su origen es de Asia – China, Corea y Japón y se ha extendido por todo el mundo por sus cualidades escénicas. Es una

Su tamaño se considera mediano, alcanzando de 10 a 25 m de altura. Las raíces son poco profundas y muy fuertes, y la planta puede emitir nuevos brotes. Las hojas son grandes, de color verde claro, alternas, pecioladas largas y de forma cordiforme a ovada.

Las inflorescencias aparecen en primavera, con el árbol todavía sin hojas, y son grandes panículas terminales cargadas de flores.

Las flores son hermafroditas, tubulares, fragantes, colgantes, de color lila y de forma similar a las flores de la dedalera (Digitalis purpurea). El fruto que sigue es una cápsula ovalada, persistente, seca, de color marrón cuando está madura y contiene numerosas semillas pequeñas aladas.

El Kiri japonés, de rápido crecimiento, tamaño elegante y abundante floración, es una especie muy interesante en el paisajismo, especialmente cuando el momento de la formación del jardín es un factor importante.

Paulownia tomentosa

Su follaje produce buena sombra en verano y, después de la caída de las hojas en invierno, deja pasar la luz del sol. Úselo solo, como un punto culminante, que muestra la variación de las estaciones, o en pequeños bosques, grupos o filas, formando hermosos carriles.

Cabe señalar, sin embargo, que su madera es liviana y algo frágil, estando sujeta a roturas y caída de ramas en lugares sujetos a fuertes vientos. Además, se sabe que tiene raíces agresivas, que pueden invadir los parterres vecinos y causar problemas de construcción.

Por este motivo, no se recomienda plantar en aceras y pequeños jardines.

Su cultivo debe ser a pleno sol, en suelos profundos, no arenosos, preferiblemente enriquecidos con materia orgánica e irrigados en el primer año de implantación.

Pasado este período, se puede dejar el riego debido a las lluvias y una vez bien establecido, es muy resistente a la sequía. Es una planta tolerante al frío invernal, las heladas y la contaminación ambiental.

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Resistente también al fuego, vuelve a crecer vigorosamente desde sus raíces. La poda anual, siempre realizada después de la floración, estimula la intensa floración del año siguiente y ayuda a controlar el tamaño y la forma del árbol.

Su multiplicación se realiza mediante esquejes, acodos y semillas. Las semillas deben cosecharse de los frutos ya secos, cuando comienzan a abrirse de forma natural.

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