Cómo tener plantas siempre sanas

¿Quién nunca ha experimentado la decepción de traer a casa una hermosa planta y después de unos días simplemente muere, haciéndote sentir como la persona más descuidada del mundo? Es una situación muy común, pero a menudo se puede evitar con poco cuidado.

Las plantas son seres vivos y como tales, tienen una serie de necesidades básicas para mantenerse sanas y, créanme, ¡nos comunican cuando las cosas no van bien!

Antes de morir, suelen mostrar signos de que necesitan cuidados: pierden su brillo, se marchitan y tienen las hojas manchadas o amarillentas.

Por tanto, el buen jardinero es aquel que siempre está mirando y que observa los cambios y consigue tratarlos antes de que sea demasiado tarde.

¡Pequeñas acciones como mover el jarrón pueden hacer milagros! Pero más allá de este simple consejo, algunos trucos ayudan a tener hermosas plantas en interiores y en el jardín.

1 – La planta adecuada para el lugar adecuado

Al igual que nosotros, las plantas tienen toda la vida. Ninguna planta vive para siempre. Entonces, el primer paso es comprender su ciclo de vida.

Hay plantas perennes, que tienen la vida más larga, y especies anuales o bianuales, que tienen un ciclo de vida corto de uno o dos años. Estos últimos suelen morir después de florecer y producir semillas.

Las plantas anuales suelen ser plantas más coloridas, hermosas y exuberantes y, por lo tanto, se utilizan a menudo como flores cortadas y decoración.

Ejemplos de ellos son petunia, pensamiento, margarita, dalia, árbol de hoja perenne, boca de león, girasol y gloxinia. La mayoría de los vegetales también ingresan al campo de las plantas anuales. Así que planta, pero debes saber que sus vidas no son largas.

Las especies perennes, en cambio, son ideales para realizar parterres en jardines, precisamente porque tienen un ciclo de vida más largo.

Además, hay plantas para sol, media sombra y sombra. En base a la necesidad de luz que requiere la planta del lugar donde se instalará, es posible comenzar a elegir las plantas adecuadas.

Una búsqueda en Internet puede ayudarlo a elegir las mejores especies para cada entorno. Además, en las tiendas de jardinería, los asistentes conocen las necesidades de luz que necesita cada planta y pueden ayudar con la elección.

Un buen consejo para conocer las necesidades de las plantas es comprobar su origen natural. Por ejemplo: las orquídeas suelen crecer en los troncos de los árboles, por lo que son plantas de sombra y no les gusta empaparse (el agua pasa por los troncos, moja las raíces y se escurre).

2 – Necesidad de agua

En general, las plantas mueren más por exceso de agua que por falta. Esto se debe a que muchas plantas logran pasar un largo período sin regar, ya que el exceso pudre las raíces y crea hongos.

Las especies de interior generalmente deben regarse una o dos veces por semana, pero esto depende en gran medida de la época del año y la temperatura ambiente.

Un nuevo jardín debe regarse todos los días. Generalmente después de 1 o 2 meses los riegos pueden ser más espaciados, pero esto depende mucho de la región y la cantidad de calor del día. A medida que la evaporación desciende en invierno, debes regar menos.

En caso de duda, toque la tierra con el dedo, si siente que la tierra está un poco húmeda, no se moje.

También hay plantas a las que no les gusta mucho el agua. Por lo general son plantas de lugares desérticos o con mucha arena en la composición del suelo.

3 – Drenaje y uso de sustrato adecuado

Hablamos de la necesidad de un riego adecuado, pero esto por sí solo no garantiza el éxito. Es necesario distinguir si la planta necesita un suelo más húmedo o más seco.

Por ejemplo, el lirio de la paz es una planta muy aficionada al agua. Debe ser regado constantemente y el suelo sobre el que se planta debe ser arcilloso en lugar de arenoso. Eso es porque la arcilla retiene la humedad, mientras que la arena se drena mejor.

Las suculentas, por otro lado, deben estar en una maceta bien drenada, por lo que su composición del suelo debe ser arenosa en lugar de arcillosa.

Afortunadamente, hoy en día existen sustratos específicos para cada tipo de planta, lo que ayuda mucho.

En macetas, se recomienda que la capa inferior tenga unos 3 cm de piedras o arcilla expandida. Esto evita que el agua se acumule en el fondo del jarrón, evitando los hongos.

4 – Los fertilizantes son las “vitaminas” de las plantas

Las plantas necesitan más que agua y tierra para estar siempre hermosas. Es como si el agua y la tierra fueran frijoles con arroz de la planta y los fertilizantes fueran verduras, frutas y verduras.

Es a través de los fertilizantes que las plantas reciben las “vitaminas” que más necesitan. En el caso de las plantas, los nutrientes más importantes son el nitrógeno, el fósforo y el potasio, también conocido como NPK que viene en las etiquetas de muchos fertilizantes.

Sin embargo, existen micronutrientes, como zinc, hierro, manganeso, boro y otros que garantizan una salud y belleza más duraderas.

Existen numerosos productos en el mercado, pero no todos contienen nutrientes y micronutrientes. Investigue y trate siempre de utilizar fertilizantes orgánicos.

La fertilización debe realizarse cada 15 días o una vez al mes. De esta forma la planta apenas se enferma y se vuelve más resistente a las plagas.

5 – Cambio de macetas y poda

A menudo la planta crece demasiado y las raíces se apoderan de gran parte de la maceta, ocupando el espacio de la tierra y en consecuencia absorbiendo menos nutrientes.

Es hora de conseguir una maceta más grande y hacer el cambio renovando la tierra y haciendo una nueva capa de drenaje en el fondo de la maceta para evitar la acumulación de agua.

A veces no es necesario cambiar la vasija, pero sí es necesario podar. ¡No tengas miedo de podar!

Cuando cortas algunas ramas y hojas, la planta deja de desperdiciar energía innecesaria y se concentra en nuevas ramas. Distinguimos la poda en dos tipos:

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Poda de limpieza : para eliminar ramas secas y hojas dañadas o cualquier enfermedad que pueda tener la planta;

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Poda de formación : para asegurar un formato más adecuado y equilibrado.

Prefiere podar en invierno. Los jardineros antiguos dicen que la poda debe realizarse en los meses que no tienen la letra «R». Es decir, mayo, junio, julio y agosto. Casualidad o no, los meses más fríos son el período en el que las plantas hibernan y es el período ideal para la poda.

Siguiendo estos consejos podrás adentrarte en el mundo de la jardinería sin miedo. Pero debes saber que más que ningún truco, lo que mantendrá tus plantas siempre perfectas será tu observación diaria de sus necesidades.

Seguro que si esto es un placer para ti, tus plantas responderán a tu cariño con toda la exuberancia posible.

Y con la práctica, podrá decodificar las señales con mayor facilidad y, en poco tiempo, podrá ser ascendido a la categoría de dedo verde más nuevo del mundo. ¡Buena jardinería!

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